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^ Tarjeta de Colindres a principios del siglo XX |
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Alameda del Ayuntamiento de Colindres, a principios del s. XX |
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Alameda del Ayuntamiento de Colindres, a principios del s. XX |
GUERRA
CIVIL EN COLINDRES: EL CUARTEL DEL EJÉRCITO VASCO EN LA PLAZA DE SAN GINÉS
Durante la Guerra
Civil, en el verano de 1937, la casa de Gregorio Somarriba Sainz-Trápaga, sita
en la alameda de San Ginés (inmueble que años después ocupó el establecimiento
de Bedia), fue elegida por las autoridades para que sirviera de cuartel a uno
de los batallones vascos (los gudaris del PNV), que habían
tenido que retirarse de Vizcaya tras la ocupación de este territorio por los ejércitos
de Franco. La familia dispuso de unas pocas horas para desalojar el edificio.
Fueron varios los
batallones dependientes del Gobierno de Euzkadi que se establecieron en toda la
zona: Laredo, Colindres, Santoña, etc.
Una de las cuestiones que más llamó la atención entre la población local fue la práctica de la religión entre aquellos militares, pues desde que se inició la contienda, en la zona republicana se había puesto en marcha una implacable persecución contra el clero, siendo clausuradas las iglesias, la mayor parte de las cuales fueron saqueadas y/o incendiadas. En este sentido, el País Vasco resultó una excepción dentro de la República, gracias a la ideología conservadora y católica del PNV, que, no obstante, decidió aliarse con el gobierno izquierdista de Madrid para poder conseguir la autonomía y, a través de ella, quizás la independencia. De esta manera, en Colindres se daba la paradoja de que, mientras el párroco, don Patricio, se encontraba escondido y la iglesia de San Juan había recibido la inoportuna «visita» de los milicianos, diariamente, en la propiedad del Sr. Somarriba, un capellán castrense celebraba piadosamente misa de campaña.
Una de las cuestiones que más llamó la atención entre la población local fue la práctica de la religión entre aquellos militares, pues desde que se inició la contienda, en la zona republicana se había puesto en marcha una implacable persecución contra el clero, siendo clausuradas las iglesias, la mayor parte de las cuales fueron saqueadas y/o incendiadas. En este sentido, el País Vasco resultó una excepción dentro de la República, gracias a la ideología conservadora y católica del PNV, que, no obstante, decidió aliarse con el gobierno izquierdista de Madrid para poder conseguir la autonomía y, a través de ella, quizás la independencia. De esta manera, en Colindres se daba la paradoja de que, mientras el párroco, don Patricio, se encontraba escondido y la iglesia de San Juan había recibido la inoportuna «visita» de los milicianos, diariamente, en la propiedad del Sr. Somarriba, un capellán castrense celebraba piadosamente misa de campaña.
A finales de
agosto, el improvisado cuartel fue abandonado de forma precipitada por los militares, para cruzar el vecino puente de Treto-Colindres y
dirigirse a Santoña, lugar en el que culminó la rendición pactada entre el
Gobierno vasco y los italianos, el conocido como Pacto de Santoña
(24-VIII-1937). En su huida, los gudaris
dejaron la mayor parte de su bagaje (armas, víveres, máquinas de escribir,
etc.) en el edificio. La noticia de lo abandonado por el ejército de Euzkadi en
casa de Somarriba corrió en seguida por todo el barrio, provocando el saqueo de
la vivienda.
Cuando, poco
después, entraron las fuerzas nacionales en Colindres, Gregorio Somarriba
acudió a las nuevas autoridades para frenar aquel expolio, que, pese a todo,
continuaba. Se trataba de atajar cuanto antes aquella situación que podía
acabar en tragedia, pues, se temía que, entre lo dejado por los nacionalistas,
pudieran encontrarse artefactos explosivos. Se acordó, entonces, montar una
guardia de italianos. Sin embargo, la solución no dio resultado, ya que aquellos
soldados terminaron por hacer amistad con las gentes del vecindario,
especialmente con el personal femenino. Por ello, continuó el pillaje hasta el
total agotamiento de las existencias, causándose, además, numerosos daños entre
bienes de la familia.Artículo redactado por el autor del blog, a partir del testimonio aportado en su día por algunos miembros de las familias Somarriba Bahón y Bahón Salcines.
Santander, agosto
del 2018.
PERSECUCIÓN RELIGIOSA EN COLINDRES DURANTE LA GUERRA CIVIL: 1936-1937
"La iglesia fue cerrada al culto por mandato del Frente Popular a mediados de agosto, y destinada más tarde a cuartel.
Fueron destruidos un armonium, cinco retablos, nueve imágenes, otros tantos Cálices, tres campanas, quedando la iglesia notablemente mutilada. Muchas de las imágenes fueron tiroteadas antes de destruirlas.
La persecución personal se cebó bastante en gentes de derechas, que fueron a parar en gran número a la cárcel; mas sólo se asesinó a un joven de Acción Católica, sin que se sepan detalles de su muerte.
El ecónomo [el cura, don Patricio] hubo de vivir escondido",
Boletín Oficial Eclesiástico del Obispado de Santander, suplemento al n.º 4, año LXVI, abril, Santander, 1940, pp. 94, 95.
Recuerdos de una población
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